La contratación de profesionales es una de las decisiones más complejas a las que se enfrenta una empresa. Sobre todo, si se busca un perfil muy concreto o, como se les suele denominar, de “alto nivel”. De hecho, el área del negocio también es parte de la decisión, sobre todo por la información que manejará y la toma de decisiones que tendrá que afrontar, como ocurre en la dirección financiera.
La mayor parte de las empresas comienzan su andadura profesional con una estructura administrativa más o menos sólida, a la que se van adhiriendo otros perfiles profesionales a demanda. Esto provoca que, en no pocas ocasiones, muchos profesionales se encarguen de tareas que no deberían estar asignadas a su puesto de trabajo.
A continuación, te mostramos un ejemplo de la evolución natural del departamento administrativo y financiero en una pyme:
>> Paso 1: comienza la actividad y, con ella, el negocio. En el primer ejercicio, hay que empezar con ciertas tareas de facturación, cobros, pagos, presentación de ciertos impuestos, etc. Normalmente, al ser todavía de reciente creación, la mayoría de estas tareas las realiza un administrativo y, para algunas gestiones, se contratan los servicios de una gestoría.
>> Paso 2: la organización sigue creciendo y, con ella, la plantilla. Además de otros perfiles profesionales, el área de administración también lo hace. Es el momento de contratar un contable que se encargue de todas las gestiones de forma interna.
>> Paso 3: todos los departamentos siguen engrosando con nuevas incorporaciones, dado que la actividad de la organización también sigue en aumento. Esto provoca que se empiecen a crear cargos para profesionales que, en su origen no fueron contratados para las tareas que actualmente desempeñan. Por experiencia, son los primeros profesionales que se adhirieron a la plantilla los que asumirán los roles de “directores” y, en el caso de la parte financiera, de “director financiero”.
¿Te suena esta situación? Lo cierto es que es más normal de lo que parece y, no sin razón. Los cargos directivos suponen una inversión grande por parte de la compañía, tanto por tiempo como a nivel económico.
Pero, no tener un experto en dirección financiera puede suponer algunos riesgos. Estos perfiles no tienen la experiencia ni la formación para poder desempeñar el papel de directivos, por lo que no toman las decisiones de valor adecuadas, ni llevan a cabo un control de gestión del negocio.
Para cubrir la necesidad de contar con un director financiero a un coste asumible para la empresa, desde hace años se ha implantado una nueva forma de contratación. Hablamos de la dirección financiera externa, una posibilidad muy interesante, sobre todo para aquellas organizaciones que atraviesan dificultades económicas o situaciones de crisis.
¿En qué consiste la dirección financiera externa?
Se trata de la contratación de un director financiero externo, bien para solventar una situación determinada (salida de socios, apertura de nuevos mercados, problemas con la tesorería) o bien para dirigir el área económica financiera de forma más o menos permanente.
Normalmente, se trabaja con un CFO (como también se conoce al director financiero externo) a través de proyectos o “misiones”, sobre todo porque la búsqueda de este servicio se hace en un momento de necesidad puntual. Sin embargo, no son pocas las ocasiones en las que el CFO se queda liderando el departamento financiero de la compañía, revisando los procesos y gestionando al equipo de trabajo.
De hecho, y a pesar de que la dirección financiera externa es una contratación externa, el profesional ejerce su labor como si fuese in-house, aportando su experiencia y conocimientos a cada tarea asignada.
Y esta es una de las principales ventajas de este servicio, el poder contar con un experto, al menos durante un tiempo, sin los costes de una contratación interna. Pero, además, la figura del director financiero es una de las piezas clave dentro de una empresa, ya que aporta:
- Organización y especialización: conocer de primera mano cómo funcionan las tareas y procesos de cada departamento permitirá poder organizarlos mejor, así como obtener datos de valor sobre ellos. Además, está capacitado para asumir escenarios complicados y establecer estrategias que minimicen los riesgos.
- Skills de negociación y relación con proveedores, así como entidades financieras y/o bancarias: conocimiento profundo de los productos de la compañía sumado a técnicas para poder negociar con ellos.
- Implicación y comunicación entre la dirección de la empresa y la Junta de Socios o de Accionistas, así como con el Comité de Dirección: la transformación de datos en conocimiento es prioritario para un experto en dirección financiera, ya que tiene que interpretar todos los inputs que recibe para poder crear estrategias y tomar decisiones, como, entre otras, abrir nuevas líneas de financiación, renegociar deuda o cambiar de proveedores.
- Neutralidad en la resolución de crisis: gracias a la capacidad de análisis, puede adelantarse a los escenarios de riesgo a corto, medio y largo plazo. Al ser un externo, realizará valoraciones con una mayor neutralidad, tomando las decisiones necesarias para solventar cualquier situación. Todo sin perder una implicación del 100% con el proyecto en cuestión.

Outsourthink, director financiero externo en Sevilla
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